Actualidad Mirada rural

PERUSAN: Los esfuerzos del Estado en la lucha contra la malnutrición son insuficientes y desiguales

¿Cómo está la crisis alimentaria en el Perú?

La inseguridad alimentaria en el Perú nos acompaña hace mucho tiempo y tenemos graves problemas de malnutrición. Esta situación está relacionada a factores estructurales en el país siendo los principales:

La desigualdad de oportunidades e ingresos en el país, lo que se convierte en una barrera para el acceso a alimentos y una buena nutrición.

Por otro lado, el sistema alimentario vigente, favorece la invasión de productos no saludables en el mercado de alimentos. Favorece el acceso a productos alimenticios ultraprocesados que generan sobre peso, obesidad y enfermedades degenerativas. Los productos ultraprocesados gozan de una mejor distribución, publicidad y precios más asequibles que el de los alimentos saludables. A su vez, el uso masivo de agroquímicos como insumos para la producción agrícola, produce alimentos con contaminantes dañinos a la salud y a los suelos. Asimismo, el control monopólico por pocas trasnacionales de la producción de alimentos básicos como el maíz, trigo, productos lácteos y oleaginosos, así como de los agroquímicos, genera una inseguridad  permanente, respecto a sus precios y acceso, en los mercados nacionales.

Finalmente, tenemos un Estado con débil capacidad institucional para garantizar el bien común de la población. No ha sido capaz de implementar políticas efectivas para garantizar la seguridad alimentaria y nutricional en el país. Las políticas públicas han favorecido principalmente a los productores de alimentos para la exportación (exoneraciones de impuestos, flexibilización en la protección laboral, irrigaciones, tratados de libre comercio) y descuidado la protección y promoción de los aproximadamente 3 millones de pequeños y medianos productores de alimentos para el mercado interno (agropecuarios y pesca) los que adolecen de medidas erráticas y totalmente insuficientes (solo el 10% recibe asistencia técnica y solo una proporción similar logra recibir apoyo crediticio), reproduciendo su vulnerabilidad, a la vez que se daña la bio-diversidad y la calidad de los suelos en el país.

La inseguridad alimentaria se agrava a partir de la crisis sanitaria mundial con la epidemia del Covid y las crisis económica y social asociadas a ella, agudizando la incidencia de los factores ya señalados: incremento de la pobreza, alza mundial del precio de los alimentos y también la de los insumos para su producción, afectando la producción interna  en el país, por la alta dependencia de la importación de estos productos.   

Actualmente la crisis alimentaria continúa agravándose. A la crisis económica y social se han añadido dos factores catastróficos: por un lado, los efectos bruscos del cambio climático: el Niño Costero, el Yaku y la  amenaza del Niño Global: lluvias torrenciales en el norte, sequías en el sur y déficit de lluvias en la amazonía, y por otro, la agudización de la inestabilidad política en los organismos de gobierno, generando un grave debilitamiento del Estado para la prevención, la planificación y la eficacia en la gestión.

Como resultado la inseguridad alimentaria afecta hoy a la mitad de la población (16.6 millones de personas) duplicándose respecto a la pre pandemia. Se vienen incrementando las situaciones de hambre y malnutrición: las personas que alguna vez se quedaron sin alimentos han pasado de 17% a 46%, y las que consumen menos alimentos han llegado a los dos tercios, siendo un 40% la que ha tenido que reducir mucho su alimentación.

En esa línea ¿El Estado está promocionando la lucha contra la malnutrición en todas sus formas: anemia, desnutrición crónica infantil y obesidad?

El Estado, está haciendo esfuerzos, pero aún bastante insuficientes y desiguales, sin lograr una articulación efectiva de los diferentes factores condicionantes de la malnutrición.

En el período 2005 – 2014, el Estado puso la prioridad en la reducción de la desnutrición crónica infantil, logrando reducirla a la mitad, pero luego se dio un estancamiento, avanzándose muy lentamente: entre el 2021-2022 se redujo en décimas y actualmente tenemos aún un 11.1% de menores de 5 años con desnutrición. Luego, desde el 2011 aproximadamente, se puso la prioridad en la reducción de la anemia materno infantil, obteniéndose menores resultados, se bajó de un 58% en el 2008 a 41% en el 2011, manteniéndose con fluctuaciones alrededor de esta alta cifra. Recientemente, entre el 2021-2022, se ha incrementado de 38.8 a 41%. Por otro lado, en el 2013 se dio la Ley 30021 de Promoción de la Alimentación Saludable, que se orientó a informar y alertar al consumidor sobre la composición de los productos ultraprocesados a través  de los octógonos y medidas de protección de la alimentación escolar, no obstante, la presión de sectores privados atrasó su reglamentación 6 años y logró mediatizar su aplicación.

Los esfuerzos se han dado, fundamentalmente desde el sector salud y de programas de protección social, no obstante, las causas de la malnutrición en el país son complejas. Superarla requiere la transformación de los sistemas alimentarios propiciando el reencuentro entre la producción agrícola, pesquera y acuícola y la seguridad alimentaria y nutricional de la población.

¿Para impulsar la seguridad alimentaria, se debería apoyar a la agricultura familiar y la pesca artesanal?

Siendo un país con una alta diversidad biológica y de ecosistemas, con condiciones de tener una suficiente producción de alimentos diversos y saludables para alimentar a toda nuestra población, no obstante, sectores importantes de ella, sufren de inseguridad alimentaria, así como problemas diversos de malnutrición: desnutrición crónica, anemia o sobre peso y obesidad, como los principales.

La alimentación saludable y la adecuada nutrición, son un bien común de la sociedad, indispensable para la vida y desarrollo básico de las personas. El Estado y toda la sociedad deberían priorizar el logro de este bien común. Para ello tiene importancia estratégica priorizar la producción de alimentos saludables para el mercado interno en la política agraria, pesquera y en general en la producción de alimentos.

Esto significa apoyar prioritariamente a la agricultura familiar que produce el 55% de los alimentos que consumimos y podría ser aún más, a la vez que representa una alta proporción de empleo rural, así como capacidades adquiridas en el cuidado de la biodiversidad, los suelos y el manejo ecológico para su sostenibilidad. Asimismo, apoyar la pesca artesanal para el consumo interno, siendo nuestro mar una rica fuente de proteínas y nutrientes privilegiados, muy poco explotados aún para nuestro consumo interno y ser, a la vez, una fuente generadora de empleo muy superior a la dedicada a la pesca de  anchoveta para la exportación. El Estado debe invertir sustantivamente en la promoción de la productividad de ambos sectores, los procesos de inocuidad en su producción, así como su resiliencia y sostenibilidad. Asimismo, es necesario facilitar la comercialización de sus productos con inversión en infraestructura adecuada e incentivos, promoviendo y facilitando su consumo.

¿Qué propone PERUSAN para impulsar la seguridad alimentaria y la lucha contra la malnutrición?

En lo inmediato: medidas de mitigación y prevención:

  1. Ampliar la asistencia alimentaria a la población vulnerable, destinando presupuesto suficiente, atendiendo la calidad de la dieta y apoyando el fortalecimiento de las organizaciones sociales como las Ollas Comunes, Comedores, redes de recuperación de alimentos y las distintas formas que cobren estas organizaciones solidarias en las diferentes regiones y localidades.
  2. Estrategias específicas de apoyo a la generación de ingresos en el sector urbano.
  3. Apoyo de emergencia a la agricultura familiar y a la pesca artesanal en la producción para el mercado interno:
  4. Créditos a su alcance, asistencia técnica y bonos transitorios de emergencia.
  5. Medidas de reparación y protección de la infraestructura productiva frente al fenómeno del Niño y cambio climático. Sistemas de almacenamiento y cosecha de agua y mejoras del sistema de almacenamiento y traslado de alimentos.
  6. Asesoría en siembra de alimentos saludables, adecuados a las condiciones climáticas previstas, promoviendo la agroecología y, en el caso de la pesca, adecuación a las variaciones de los productos hidrobiológicos.

            A la vez, impulsar políticas con sostenibilidad a mediano y largo plazo:

  1. Implementación de la ley 30355 de Promoción y Desarrollo de la Agricultura Familiar en todo el país, incorporando a la Amazonía, impulsando el reflotamiento del sistema agroalimentario: planificación, asistencia y servicios múltiples con adecuada cobertura, mejora y ampliación de los sistemas de seguro agrario, entre otros.
  2. Reglamentación e implementación de la ley que establece las 5 millas para la pesca artesanal, su ordenamiento y regulación y ampliación del programa “A comer Pescado”
  3. Promoción de la agricultura urbana.
  4. Ampliación sostenida de las compras estatales de alimentos saludables a la agricultura familiar y pesca artesanal para todos los programas alimentarios públicos.
  5. Implementación de circuitos cortos de comercialización por parte de los Gobiernos Locales.
  6. Fortalecimiento de la educación y seguimiento nutricional de la población, priorizando la infancia y adolescencia y las poblaciones en situación de vulnerabilidad.
  7. Ampliación del Programa Nacional Qali Warma a toda la secundaria e inclusión de alimentos frescos saludables desde los productores locales.
  8. Implementación plena de la ley 30021: Ley de Alimentación Saludable, asumiendo los estándares establecidos por la OMS.
  9. Medidas y estrategias específicas para la reducción de pérdidas y desperdicios en la cadena alimentaria.
  10. Formulación de la nueva Política Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional, orientada a la construcción de sistemas alimentarios saludables, con amplio debate y movilización de la población.

Frente a la llegada del Niño Global ¿Por qué no nos hemos preparado para enfrentar estos eventos extremos, pese a que se repiten y serán probablemente más intensos y frecuentes en el futuro?

Las políticas públicas en el Perú, raramente incorporan disposiciones frente a emergencias catastróficas, a pesar de nuestro débil desarrollo y fuerte dependencia de los mercados internacionales y al hecho de que está ubicado como uno de los países que sufrirá en mayor medida los efectos del cambio climático. A ello se añade el debilitamiento político del Estado y la primacía del inmediatismo en el diseño de las medidas públicas, sin la apuesta por proyectos de desarrollo a mediano y largo plazo.

El ejemplo reciente más claro es la llamada reconstrucción con cambios para el norte del país frente a los efectos del Fenómeno del Niño en el 2017, que además de la inoperancia y lentitud, se centró en volver a construir lo derruido y dejó de lado la prevención, siendo nuevamente afectado de manera catastrófica en el presente año. Este año la afectación es amplia en el territorio: lluvias e inundaciones en el norte, sequía persistente en el sur y una radical disminución del caudal de los ríos en la Amazonía, afectando seriamente la producción y provisión de alimentos. En relación a la seguridad alimentaria, enfrentamos además de la amenaza de la repetición del niño costero y el fenómeno del niño global, la crisis económica global y la recesión interna de nuestra economía, acrecentando las dificultades para una respuesta en términos de mitigación, prevención y adaptación a las nuevas condiciones.

Perú se ha convertido en el país con mayor inseguridad alimentaria de la región. Y ahora se advierte el evento del Niño Global que podría ser intenso. En este panorama ¿Es importante la Campaña “Crisis Alimentaria y Desastres: el peor escenario” que busca informar y alertar a la población y a las autoridades de esta dramática situación?

Como hemos señalado, la seguridad alimentaria y nutricional es responsabilidad del Estado y de toda la sociedad. Es particularmente importante la movilización de la sociedad civil alertando y exigiendo al Estado, pero también alertando a la población y orientando hacia la prevención y el cambio de comportamientos. Es clave la información y la sensibilización frente a la gravedad de la situación para superar inercias y adecuar acciones y medidas públicas de prevención.

La iniciativa PERUSAN está comprometida en promover la articulación de los diversos esfuerzos e iniciativas de la sociedad civil en torno a la seguridad alimentaria y nutricional, apoyamos plenamente la campaña: “Crisis Alimentaria y Desastres: el peor escenario” promovida por CEPES y nos unimos a ella.


Este contenido es parte de la campaña #ElPeorEscenario, campaña de CEPES que busca se incluya en la agenda pública y ciudadana la necesidad de contar con una estrategia EFICIENTE para afrontar el agravamiento de la #CrisisAgroalimentaria como resultado de la ocurrencia de #ElNiñoGlobal y de los efectos del #CambioClimático.

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