Rebeca Holguín Correa, vive en el caserío Piedra del Toro en Morropón-Piura, es agricultura arrocera y de pan llevar, también es miembro de una cooperativa de pequeños apicultores.

Su historia se repite en miles de agricultores y agricultoras que tienen que enfrentar los impactos de la pandemia y la ausencia de lluvias.
“Estábamos en campaña chica de maíz, camote y soya y, como no se pudo vender, se malograron, entonces tuvimos que darle como alimento a las gallinas y a los chanchos”, indicó.
La pequeña agricultora perdió toda su producción, sin embargo, como su actividad principal es la agricultura, tuvo que vender esos animales que engordó con maíz y camote, para invertir en la campaña de arroz.
“Como no hay préstamos para el agricultor tenemos que vender nuestro ganadito para poder sembrar arroz. Tengo la esperanza que las lluvias lleguen pronto, de lo contrario, tendría más pérdida, y ese golpe no lo resistiría” señaló.
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Lo que nos falta es agua, porque solo sembramos con la lluvia
La sequía en el Alto Piura está generando desconcierto entre miles de agricultores como Rebeca, porque no contarán con el suficiente recurso hídrico para atender sus siembras.
“Estamos limpiando los terrenos, sacando la mala hierba, esperando que las lluvias lleguen para comenzar a hacer los almácigos para el arroz; y en el caso del cacao, si la sequía se prolonga se nos seca el cultivo, por eso, para nosotros el agua es nuestra vida. También creo que una solución para nosotros, para tener agua permanente sería un reservorio”, finalizó.
Durante mayo del 2020, la producción de arroz cáscara disminuyó en Piura (-90,0%) en comparación con similar mes del año pasado; así lo dio a conocer el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) en el informe técnico Perú: Panorama Económico Departamental.

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Este contenido ha sido elaborado con el apoyo de CIPCA y forma parte de la campaña Si el agro produce, la ciudad se alimenta. Se trata de una iniciativa impulsada por el CEPES en alianza con CONVEAGRO, el Grupo Propuesta Ciudadana y DESCO. Es posible gracias al apoyo de Pan para el Mundo, Diakonía, Eclosio y la International Land Coalition, a través de la Plataforma para la Gobernanza Responsable de la Tierra. |