Por Fernando Eguren, presidente del CEPES.
Después de un largo período de preparación, y de eventos en los que participaron instituciones y personajes vinculados de distinta manera a los sistemas alimentarios,[1] se realizó el día 23 de setiembre de este año la primera Cumbre de Sistemas Alimentarios, virtual, convocada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
¿Por qué la Cumbre?
Hoy por hoy, la producción de alimentos a nivel mundial es suficiente para satisfacer las necesidades de los cerca de 8 mil millones de pobladores de nuestro planeta. Sin embargo, 811 millones de personas padecen hambre; 41 millones están al borde de la inanición; 3 000 millones no acceden a una dieta saludable: entre los que se encuentra la población con sobrepeso u obesidad.[2] Después de algunos años de mejora, el hambre está nuevamente en aumento, y la pandemia ha agravado aún más la situación. El cumplimiento de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) para el año 2030, en lo que concierne al Hambre Cero, está en grave riesgo.
A lo mencionado líneas atrás se suman otros problemas. La producción de alimentos es una fuente de gases de efecto invernadero que contribuyen al calentamiento global. Este, a su vez, amenaza las zonas de producción, afecta los rendimientos, favorece la propagación de plagas y enfermedades en zonas agrícolas en donde no existían.
Los recursos naturales que sustentan la producción de alimentos –la tierra y el agua, principalmente– se están degradando por la creciente presión causada por el aumento de la demanda de alimentos y de pienso para el ganado y la contaminación de los residuos de los insumos químicos. La Comisión Europea sostiene que “el 60% de los principales ecosistemas del mundo que contribuyen a la producción de alimentos, piensos y fibra están ya degradados o se están explotando de manera insostenible.[3]
Todo esto ocurre mientras que el desarrollo del conocimiento científico y la producción de nuevas tecnologías para la agricultura avanza a un ritmo sin precedentes, resultando en una oferta esperanzadora de innovaciones para incrementar los rendimientos y la calidad de la producción, pero también llena de riesgos y de incertidumbres.
Además, está en disputa la orientación que debe guiar la agricultura; simplificando: seguir el camino de un diálogo creativo y en armonía con la naturaleza, asegurando la sostenibilidad de la actividad productiva agraria, o el de la industrialización creciente y la artificialización de la producción. Hay caminos intermedios, claro está. Pero el poder de definir estos caminos reside, por un lado, en empresas y conglomerados transnacionales, que favorecen la industrialización y, por otro lado, agricultores medianos y pequeños –agricultores familiares– que sobre todo valoran y practican, en gran número, propuestas orgánicas y agroecológicas.
¿En qué medida y cómo los actuales “sistemas alimentarios” responden a estos desafíos? Esa es la materia tratada en la Cumbre que, como se supondrá, no está libre de controversias.
Críticas a la Cumbre
Muchas de las críticas previas a la realización de la Cumbre se centraron en la participación de grandes corporaciones alimentarias (Big Food) como invitadas, sin que antes se haya hecho un deslinde de su responsabilidad de ser parte del problema alimentario al estar involucradas en la producción de alimentos ultraprocesados nocivos a la salud. La experiencia pasada de su participación en espacios globales y nacionales habría sido no de limitarse a “conversar”, sino de forzar a que los resultados calcen con sus intereses. Renombrados especialistas internacionales en la cuestión alimentaria, entre los que se encuentra nada menos que el anterior director general de la FAO, Graziano da Silva, difundieron un comunicado crítico en el que se alerta sobre el conflicto de interés que significa la presencia de dichas corporaciones en un evento de sistemas alimentarios convocado por la ONU.[4]
La Declaración final
Al término de la Cumbre, que se realizó virtualmente, el secretario general de la ONU emitió una Declaración de acción (ver cita 1 a pie de página). En ella, se expresa que los sistemas alimentarios están progresando en tres áreas fundamentales:
- Personas: «Nutrir a todo el mundo para gozar de salud y bienestar»
- Planeta: «Producir en armonía con la naturaleza»
- Prosperidad: «Una recuperación inclusiva, transformadora y equitativa para la Agenda 2030»
La Declaración contiene varias afirmaciones y propuestas generales, algunas de las cuales presentamos a continuación.
La Declaración puntualiza que, para proteger la biodiversidad y los ecosistemas, “debemos basarnos en buenas prácticas, como los sistemas alimentarios indígenas, invertir en ciencia e innovación, e involucrar a las personas, en especial a las mujeres y los jóvenes, a los pueblos indígenas y a las empresas y productores en la consecución de los ODS”. Señala que hubo consenso en que “la misma solución no sirve para todos” y que los sistemas alimentarios “pueden y deben adaptarse para hacer realidad los ODS”. Advierte que “El sistema alimentario no puede prosperar sin que todos los sectores trabajen al unísono en la consecución de objetivos comunes. Requiere la participación de múltiples sectores del gobierno, con la interacción de múltiples disciplinas científicas, así como conocimientos tradicionales e indígenas”.
En la tarea de hacer que los sistemas alimentarios sean “más sostenibles, resistentes y equitativos”, la Declaración involucra –en lo que posiblemente provoque controversias, si atendemos a las críticas previas a la Cumbre que hemos reseñado más arriba–, no solo a los gobiernos sino también a “la comunidad empresarial, desde las pequeñas y medianas empresas hasta las corporaciones multinacionales”. Al mismo tiempo, declara que debe considerarse “el valor de los alimentos como mucho más que una mera mercancía”, afirmación que, si es desarrollada, puede tener importantes cambios en las formas de comercio y de determinación de los precios de los alimentos, más allá de los dictados del mercado.
Qué sigue…
Es positivo que la ONU haya dado un paso adelante en la conceptualización del problema alimentario, desplazándose desde la seguridad alimentaria, adoptada por la FAO ya hace más de un cuarto de siglo, centrada en la producción y el acceso a los alimentos, a sistemas alimentarios, que incluye “a todas las personas y a todo el entramado de actores y actividades interconectadas que conciernen a la alimentación de la población: es decir, producción, recolección, empaquetado, elaboración, distribución, venta, almacenamiento, comercialización, consumo y eliminación”.[5] Así no solo se hace justicia al carácter en extremo complejo del desafío alimentario, sino que obliga, al analizarlo, a considerar el papel y las responsabilidades de los diferentes actores que intervienen en el sistema.
Existe el riesgo de que los avances realizados en la Cumbre no se desarrollen -todavía están en el nivel de generalidades- y no tengan concreción práctica. No sería la primera vez que declaraciones, aún suscritas por decenas de gobiernos, no superen el nivel de los buenos deseos, particularmente si encuentra la oposición, abierta o soterrada, de poderosos intereses. Corresponde aquí un papel importante de vigilancia, presión y elaboración de propuestas a las diversas organizaciones de la sociedad civil para animar a los gobiernos a que asuman la dura e indispensable tarea de superar los problemas alimentarios referidos al inicio de esta nota.
[1] “…más de 500 personas de más de 130 países participaron de manera segura y productiva en la Precumbre (26-28 de julio) de Roma, y más de 22 000 personas se unieron como delegados virtuales de 183 países.” Declaración de acción del secretario general de las NNUU. “Hacer que los sistemas alimentarios sirvan para las personas, el planeta y la prosperidad”. 23 de septiembre de 2021. https://cutt.ly/iRV5DrA
[2] Idem.
[3] Mencionado por J. M. Medina Rey (mayo 2021), ¿Por qué están fallando los sistemas alimentarios? El País. https://cutt.ly/1RSuwA8
[4] Nick Nisbett, Lesli Hoey y Jose Graziano da Silva (20 setiembre, 2021), “Fundamental Changes Needed at UN Summit to Tackle Global Food Insecurity”. (Se necesitan cambios fundamentales en la cumbre de la ONU para abordar la inseguridad alimentaria mundial). Inter Press Service. https://cutt.ly/xRV7Fq5
[5] ONU. “Objetivos de desarrollo sostenible. Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios de 2021”. https://cutt.ly/tRMhakg