Nos pronunciamos.

En las vísperas de un nuevo aniversario nacional y del esperado discurso presidencial, el país entero presencia con preocupación un panorama sumamente delicado: una profunda crisis política y moral, crisis económica y una severa crisis sanitaria.
En La Revista Agraria y otras publicaciones de CEPES, desde el inicio de la pandemia, hemos alertado de los riesgos que se cernían sobre la producción agraria y su impacto sobre la seguridad alimentaria. De poco han servido esa y otras voces, cuando el Poder Ejecutivo mostraba su falta de compromiso con la alimentación de todos los peruanos, al nombrar a cinco ministros de Desarrollo Agrario y Riego, la mayoría sin experiencia y aún sin conocimiento del sector. Mientras la crisis agroalimentaria se agrava, el Midagri se muestra incapaz de aplicar medidas eficaces para enfrentarla; una muestra de ello es la demora en la compra de fertilizantes.
La cooptación de los gremios de agricultores y luego su división, alentada desde el Midagri, pero también por la ilusión de la cercanía al poder y la obtención de beneficios, ha terminado por debilitarlos.
El Congreso no ha sido el contrapeso que la ciudadanía esperaba para salir de la polarización y crisis política que lleva más de seis años. Ha quedado claro que lo que impera a su interior son los intereses particulares y el apañamiento de los corruptos a los que dice combatir. Acabamos de ser testigos de su incapacidad para deponer sus apetitos personales y de grupo al competir por su Mesa Directiva cuatro listas.
Así las cosas, mientras las autoridades, elegidas supuestamente para procurar el bien de la nación, se entretienen en la defensa de sus propios intereses (dinamitando el sistema previsional, favoreciendo a universidades-negocio y diluyendo los esfuerzos por un transporte seguro, entre otras perlas), protegiendo a investigados por corrupción y permitiendo la degradación de nuestros recursos naturales, el país sigue deteriorándose.
Los altísimos niveles de desaprobación tanto del Poder Ejecutivo como del Congreso, a lo que se agregan escándalos de corrupción, no pueden continuar. El país no se merece estas autoridades. Se requiere con urgencia respuestas ciudadanas, que ayuden a salvar la poca institucionalidad aún no afectada y los valores sobre los que se fundó esta república, hoy envuelta en una gravísima crisis.
CEPES
Lima, 27 de julio de 2022.