Autores Beatriz Salazar

Sequía: problema de hoy y mañana

La grave crisis política en curso ha dejado en segundo plano la grave sequía que aqueja a varias regiones del país, que pone en riesgo la seguridad alimentaria y el abastecimiento de agua. Este problema será más frecuente en el futuro por el cambio climático, que está cambiando la forma en que los Fenómenos El Niño y la Niña impactan en el Perú. Es esencial enfrentar esta amenaza con un enfoque preventivo y no reactivo, como es actualmente.

Según SENAMHI, noviembre de 2022 fue uno de los meses más secos en 58 años, particularmente en la sierra sur. Los principales reservorios no contribuyen a paliar la situación. Gallito Ciego, Poechos, San Lorenzo,  Aricota, El Fraile, Condorama y El Paine registran niveles que están incluso por debajo de la mitad de lo que se requiere para una campaña agrícola normal. Si bien en la última semana se han registrado algunas lluvias, gran parte de la cosecha esperada ya se habría perdido, pues a estas alturas de la campaña muchos cultivos deberían estar ya en desarrollo pero aún no han podido sembrarse.

Pese a que esta situación lleva varios meses, el gobierno recién la semana pasada declaró en emergencia a 111 distritos en Arequipa y Puno por peligro inminente de déficit hídrico. Pero no se está atendiendo a otras regiones que también sufren por la sequía. En Junín se estima que el déficit de lluvias afectó al 38 % de los sembríos instalados en la campaña grande. En Huancavelica los alpaqueros estiman que se han perdido 25 mil animales. En Ayacucho se habrían afectado cerca de 50 mil hectáreas y en Cusco 16 mil hectáreas. Según CENEPRED, 2.3 millones de hectáreas están en riesgo alto en 21 regiones por la sequía. Entre los productos más afectados están la quinua, papa, maíz, oca, olluco, frijoles, alverjas y habas. Se trata de una situación de emergencia nacional que sobrepasa la capacidad de respuesta de los gobiernos regionales, por lo que el MIDAGRI debería presentar la solicitud  de Declaratoria de Estado de Emergencia a INDECI.

Pero las respuestas  de corto plazo no bastan. El actual déficit de lluvias  está condicionado por “La Niña”, que junto con su contraparte “El Niño” presentan una tendencia de incremento en su frecuencia e intensidad por el cambio climático. Por lo tanto, es esencial que el Estado priorice soluciones preventivas de largo plazo que mejoren la resiliencia de los servicios ecosistémicos que regulan la disponibilidad de agua y la agricultura. El afianzamiento hídrico de las cuencas a partir de la infraestructura natural, como en el caso de la siembra y cosecha de agua, es una solución que debe masificarse con un enfoque integral. Esperamos que la atención del gobierno se vuelque a este problema que amenaza la seguridad alimentaria y la agricultura del país, tanto a corto plazo como a largo plazo.

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